Cuenta una antigua leyenda persa que un soldado que se hallaba perdido en el desierto se encontró un escorpión de oro. Clamando a los cielos por su increible mala suerte, lo sacó de las arenas y descubrió que se movía. No podía ser de otra manera, el escorpión le susurró para que buscara una torre y le coronara en lo alto. El soldado persa le respondió que no creía que viviera lo suficiente como para dar un paso más, a lo que le respondió que mientras lo tuviera, no le pasaría nada. El soldado siguió sus instrucciones y consiguió llegar a la torre, hecha de oro y marfil.
Si alguien consigue llegar a la cima de la Torre podría liberar al escorpión ...
Escalando por sus paredes llegó hasta la cima pero en vez de depositar el escorpión, acorde a las instrucciones que había recibido, retrocedió. "Con el Escorpión estaré seguro, nada malo me puede pasar" pensó... Pero el escorpión intuyó la jugada al percibir el temor del persa, y le dijo que de no cumplir su cometido, no viviría para bajar de la torre.
El soldado cogió al escorpión y lo colgó del borde de la cúpula agarrado con sus pinzas, para tener tiempo a bajar y huir de la torre...
El soldado cogió al escorpión y lo colgó del borde de la cúpula agarrado con sus pinzas, para tener tiempo a bajar y huir de la torre...
Pero un fortuito resbalón hizo que el soldado muriera en la caida. El escorpión por su parte se mantuvo agarrado con todas sus fuerzas, tantas, que al morir de agotamiento, el escorpión no cayó sino que permaneció agarrado. La tumba del soldado se encuentra en lo más bajo de la Torre.
Si alguien consigue llegar a la cima de la Torre podría liberar al escorpión ...
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