Un viejo astrónomo recluido en su torre, en su infatigable búsqueda de la sabiduría absoluta, se encontraba estudiando las estrellas cuando de repente llamaron a su puerta. Un mercader vendía amuletos mágicos. Le faltó tiempo al astrónomo para echarle a patadas puesto que esos cuentos de viejas eran sólo supercherías. Por la noche encontró en la puerta de su torre un escorpión de jade que debía haber perdido el mercader al huir despavorido.
Al recogerlo sintió un escalofrío y percibió magia negra en él. Rápidamente se lo llevó al laboratorio para preparar un contrahechizo, pero antes de que pudiera empezar, las fuerzas oscuras del escorpión empezaron a actuar, convirtiendo su torre en inexpugnable fortaleza y sus ladrillos de adobe por finas pero sólidas estructuras de oro y marfil.
El astrónomo suplicó al escorpión por su liberación, y éste le puso como condición que lo llevara a lo alto de la Torre. Intuyendo todavía más peligro, el astrónomo preparó un conjuro para enviar en espacio y tiempo al escorpión lejos de allí. Al realizarlo cavó su tumba, pues la Torre ya nunca más se abrió...
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